lunes, 25 de agosto de 2014

Las ideas y la religión


Un perro defiende su comida. Una abeja no defiende una flor, porque no la percibe como suya ni se percibe a ella misma como parte de la flor, una abeja defiende a la colmena. Algunos animales defienden su territorio, y otros defienden su posición privilegiada dentro de la manada, es decir, defensa del poder (caso frecuente en los humanos).

Los seres humanos defendemos distintas cosas, y muy probablemente la gran mayoría de nosotros está dispuesto a matar por defender su bien o posesión más valorada ya que esta conducta responde a un comportamiento presente en todos los animales y los humanos no somos la excepción. La gran mayoría de nosotros estamos dispuestos a matar por defender nuestra propia vida, un padre podría estar dispuesto a matar por defender la vida o la integridad de sus hijos, un soldado está dispuesto a matar por defender su patria, un revolucionario está dispuesto a matar por sus ideas, un empresario minero está dispuesto a matar a un presidente por la nacionalización de un mineral y defender sus intereses económicos, un joven que vive en la marginalidad está dispuesto a matar por defender su honra, porque tal vez sea lo único que tiene.

Dejando de lado el caso extremo de estar dispuesto a matar por defender, en general los humanos somos defensivos, como todos los animales, porque sentimos que las cosas y las ideas nos pertenecen pero como todo en la vida existen muchas razones para defender algo, razones que no son más que la simple racionalización de una conducta animal, pero por lo general existen escasos objetivos para defender algo.

Personalmente adhiero a la idea de que la realidad no es única y que ésta cambia de un observador a otro. Tiendo a pensar que la mayoría de la gente adhiere a la idea de que la realidad y la verdad son únicas, pensando que su verdad es "la verdad" pese a que se trate sólo de su interpretación. Esta creencia lleva a la gente a tomar posturas defensivas frente a las ideas, por lo que la gente, frente a una creencia distinta a la propia, escucha para responder y no para entender. Es inconcebible para la mayoría de las personas que dos o más verdades diferentes convivan en una misma dimensión, tanto así que la física cuántica aun busca comprobar la existencia de los universos paralelos fuera de este mundo.

Para entender mejor el concepto de que las ideas no tienen dueño podemos observar el caso de la religión,  y en su extremo más radical el caso de la Yihad. Los yihadistas creen defender su fe, su verdad,  pero en realidad se trata de un comportamiento bastante repetido en la historia humana, con lo que no queda duda que la creencia no le pertenece a la persona y está determinada mayormente por factores externos al individuo. En lo concreto la Yihad no se diferencia mucho de las cruzadas, salvo por una diferencia de aproximadamente 800 años,  la misma diferencia que existe entre el nacimiento de Jesús y de Mahoma. ¿Podemos seguir pensando que las ideas son de las personas?.

En el caso del individuo a determinadas edades se espera que hagan más o menos lo mismo. Aproximadamente al año de vida se espera que un niño aprenda a caminar, aprenderá a hablar, a controlar el esfínter,  etc. La sociedad, el conjunto de individuos, pasa por un proceso de crecimiento y desarrollo similar (ya queda clara la idea que la única diferencia entre el islam y el cristianismo es la edad). Más de alguna vez he leído que América Latina vive en la edad media aun, la edad media de la civilización, de la sociedad. La edad de un pueblo en nada está relacionada a la tecnología de la cual dispone,  por lo que probablemente aún nos falten unos cuantos siglos antes de alcanzar el desarrollo, antes de ser una sociedad o civilización adulta. En este contexto cierro esta idea con la creencia de que no debemos entendernos a nosotros mismos como individuos sino como parte de otro organismo más grande,  tan grande como el universo entero tal vez, idea que recojo de la observación de creencias cristianas, islámicas y budistas, creencias que forman parte de una verdad mayor que las contiene a todas, y que sin duda no tiene dueño. 


miércoles, 6 de agosto de 2014

Objetivos

"Pero nosotros, que comprendemos la vida, nos burlamos de los números"

Al conversar con distintas personas sobre lo que nos hace diferentes del resto de los animales muchos dicen que es nuestra capacidad de razonar, pero razonar viene de razón, de conocer el por qué de las cosas. Poner el foco en las razones nos estanca, ya que es poner el foco en las causas y no en los efectos, es una cuestión de lógica. Cuando basas tu vida en la razón puedes preguntar toda la vida "¿por qué?" y al final de todos los por qué hay una sola respuesta posible, porque si. Una respuesta que te lleva a seguir haciendo lo mismo. Por eso con el paso de los años solo mejoramos la tecnología para seguir haciendo lo mismo, no hay cambios importantes en la historia de la humanidad como lo fue el paso de nómadas a sedentarios, una visión desde esta misma perspectiva, cargada de humor, es la que nos presenta Robert Zemeckis en la saga Volver al Futuro, en que en distintos tiempos o epocas se repiten los personajes y las circunstancias, nada cambia entre el McFly de 1880 y el de 1980. Si ponemos el foco en los objetivos podemos preguntar "¿para qué?" tantas veces hasta que lleguemos a la única respuesta posible al final del camino, para nada. Eso significa que podemos hacer las cosas de una forma diferente. Por ejemplo la reforma educacional sigue teniendo como base la existencia del colegio, una institución que simplemente es un camino más para el aprendizaje, no el único. Lo bueno es que un "¿para qué?" puede tener una respuesta satisfactoria y última mucho antes del "para nada", y esa respuesta puede ser por ejemplo un "para ser féliz", preguntartelo hasta llegar a esa respuesta que no requiere de más preguntas. Desde mi perspectiva preguntarse "¿para qué?" (o poner el foco en los objetivos o efectos deseados) me parece mucho más interesante que preguntarse "¿por qué?" (foco en las causas), aunque ambas son siempre complementarias, y es la prumera pregunta la que ayuda a entender el mundo y a su vez cambiarlo. Isaac Newton dedicó años a entender y explicarnos por qué se cae una manzana, algo que ahora casi todo el mundo lo sabe aunque las manzanas siguen cayendo como lo han hecho siempre (de arriba hacia abajo), sin embargo en nuestra historia no se recuerda el nombre de quien observó y descubrió para qué cae la manzana, un descubrimiento fundamental en la historia de la humanidad que nos permitió pasar de ser cazadores recolectores a ser agricultores. Personalmente creo que la ciencia se basa en la razón y  en la premisa (falsa desde mi punto de vista) que las cosas siempre ocurren como han ocurrido en el pasado. Si lo llevamos al caso de las manzanas, la ley de gravedad parte de la premisa que las manzanas siempre caen y seguiran cayendo de arriba hacia abajo.

Los niños a diario repiten la misma pregunta de Newton, "¿por qué?", y nos desgastamos en explicaciones que terminan en un porque sí o porque no cuando agotan nuestra paciencia, pero si todos los niños hacen lo mismo y todos los adultos también es simplemente porque los seres humanos estamos condicionados para hacer esa misma pregunta una y otra vez, ¿por qué?, porque seguimos creyendo que somos seres "racionales" en lugar de pensar que somos seres conscientes, con lo que creemos ciegamente que tenemos razones importantes para hacer lo que hacemos, aunque en verdad esas razones sean las mismas de cualquier otro animal, y nos pasamos la vida sin entender que lo necesario para avanzar son objetivos. Como buenos animales que somos esa conducta condicionada puede modificarse y podemos condicionar una nueva, "¿para qué?", para entender que la tarea solo tiene importancia cuando tiene un objetivo conocido y último, un objetivo con el cual la busqueda finaliza. No es casulaidad que usemos la palabra "para" al referirnos a un objetivo y también la usemos para decirle a alguien que se detenga. Cuando pienso en esto me acuerdo de mi abuelo, un hombre que disfrutaba del pan tostado al desayuno. Cuando un día alguien le dijo que si le gustaba tanto comer pan tostado debería comprarse un tostador eléctrico su primera pregunta fue ¿para qué?, la repuesta inmediata fue para tostar pan a lo que mi abuelo respondió de la forma más certera que podría imaginar, nos dijo que a él le gustaba el pan tostado y que lo tostaba en un tostador sobre la cocina por lo tanto su problema ya estaba absolutamente resuelto y no necesitaba nada más que fuego, un tostador y pan, difrutaba de tostar el pan él mismo.

No se me ocurre cerrar esta entrada de ninguna forma mejor.....

- Lo bueno de la caja que me has dado es que por la noche le servirá de casa.
- Sin duda, y si eres bueno te daré también una cuerda y una estaca para atarlo.
- ¿Atarlo? ¡Qué idea más rara!
- Si no lo atas se irá a cualquier parte y se perderá

Mi amigo soltó una nueva carcajada
 - ¿Y dónde quieres que vaya?
- No se, a cualquier parte. Derecho camino adelante
Entonces el principito señaló con gravedad
- ¡No importa, es tan pequeña mi tierra!
Y agregó, quizás, con un poco de melancolía
- Derecho, camino adelante... No se puede ir muy lejos.






jueves, 17 de julio de 2014

Los hijos 2



Siempre queremos que nuestros hijos sean mas que nosotros, y la razón es súper simple. Porque no nos encontramos satisfechos con nuestra vida y a cualquiera que diga lo contrario lo desafio a explicar por qué no quiere que su hijo tenga una vida como la suya. Con ese deseo de mejora en la calidad de vida, natural en todo padre, sin darnos cuenta le transmitimos a nuestros hijos esa misma insatisfacción permanente, lo que también nos ha llevado a este modelo economico basado en el crecimiento infinito que es a todas luces insostenible. La abeja, al no tener consciencia de ser (o ego) al mismo nivel de desarrollo que el humano, no le transmite a sus larvas ese espiritu de superación ni la insatisfacción permanente incrustada en ese aparente buen deseo de superación, es por eso que mantienen su organización invariable a lo largo de los milenos haciendo lo mismo y viviendo de la misma forma generación tras generación, sin embargo en su nivel más primitivo de consciencia ya se encuentra el deseo de perpetuar la especie a través de la reproducción, la forma más simple en que la vida se conserva en el universo, aunque su existencia se basa simplemente en vivir sin cuestionamientos.

Entonces ¿Tener consciencia es un mal?. Una de las tantas ideas que pasan por mi mente es que junto con la evolución de la consciencia nacen las emociones y la duda, emociones y dudas que no tienen los insectos. Cuando decimos que nadie nos enseñó a ser padres entonces tal vez debieramos decir que la naturaleza nos dotó de emociones, muchas de las cuales no sabemos controlar de la misma forma en que controlamos los músculos de la cara, la lengua, las cuerdas vocales y cualquier otra parte del cuerpo que usemos al hablar, por lo que nadie nos ha enseñado a educar las emociones de nuestros hijos.  La cultura moderna nos ha enseñado que es mas importante entender los principios de la termodinámica que manejar el duelo de forma adecuada, importa más saber sumar que ser paciente y controlar la ansiedad, importa más saber distinguir vertebrados e invertebrados que tolerar el fracaso, importan más las notas que saber si nuestros hijos disfrutan o no del colegio, o mejor dicho si disfrutan de aprender o simplemente los presionamos para que lo hagan. Pero la verdad es que los problemas que más nos afligen en la vida adulta no tienen que ver con la falta de conocimientos específicos como las matemáticas por ejemplo. Tienen que ver con la falta de conocimiento de nuestras propias emociones y en lugar de entenderlas y manejarlas al punto que dejamos,  muchas veces, que se impongan por sobre la razón y externalisamos esa responsabilidad culpando a la vida, a las circunstancias pero la verdad es que la vida es neutra, ni buena ni mala, somos nosotros mismos los que asignamos ese valor. Alguna situación que a alguien le puede parecer triste a otra persona perfectamente le puede resultar divertida, a otro puede provocar sentimientos de rabia, etc. Por lo tanto ¿la situación es triste, divertida o molesta? El valor que le asignes depende de ti.
Nuestros abuelos pensaban que la vida adulta era trabajar duro para comer, los tiempos cambiaron y nuestros padres pensaban que la vida adulta consistia en trabajar duro para pagar cuentas y muchos de nosotros creemos que la vida adulta consiste en trabajar duro para tener más, una mejor casa, un mejor auto. Pero no puedo estar más en desacuerdo con que la vida adulta consiste en trabajar duro.

Todos deseamos una mejor calidad de vida para nosotros mismos, y una aun mejor para nuestros hijos, el problema es que cuando hablamos de calidad de vida siempre aparece primero el apego a lo material, aparece el viajar, y no tener preocupaciones de tipo económicas. Con el paso de los años me he dado cuenta que junto con aumentar mis ingresos mis preocupaciones por dinero no disminuyen, todo nos indica que en nuestra juventud teníamos menos y disfrutabamos más, de nuestras necesidades económicas se ocupaban nuestros padres, por lo que entendí que más dinero no significa mejor calidad de vida ni menos problemas. Al decir verdad la mayoría de los problemas o complicaciones de la vida adulta tienen su origen en las emociones, en el miedo y en la duda. La vida adulta no se trata de aceptar la vida tal como es o "lo que te tocó" como si se tratara de un sorteo, se trata de saber utilizar herramientas para resolver problemas. Entiendo que no puedo, ni es mi misión, protegerlos de todo lo que creo que es malo. A través de la transmisión del conocimiento y de la responsabilidad no puedo evitar que mis hijos les toque quedar cesantes, no puedo evitar que pierdan a sus seres queridos (perderme a mi es una posibilidad bastante cierta) por lo que debo enseñarles a ser independientes y a superar el duelo por ejemplo, a través de la muerte de una mascota, por lo que no veo que la solución sea ir a comprar otra para aliviar su pena. No podemos comprarle otros abuelos, otros padres ni otros hijos, tal vez esa es una de las razones por las que domesticamos al perro y no a las tortugas, para enseñarle a nuestros hijos algo importante sobre la vida. Tal como envejecen nuestras mascotas envejeceré yo y también me haré más débil, hasta que finalmente moriré y a ellos les pasará lo mismo. No puedo evitar que los bancos los tienten con una vida de lujos a crédito porque la vida es ahora, pero si les puedo enseñar a ser pacientes para evitar el sobreendeudamiento.

Desde la más temprana infancia enseñamos a que en la vida hay que tener miedo, "si no comes la comida.... algo malo pasará" "vendrá el cuco", "van a venir los carabineros y te van a llevar preso", creamos hábitos a través del miedo, y bien es sabido que el miedo construye muros entre el pensar y el hacer. Ese miedo nos acompaña toda la vida, "si no haces lo que tu jefe dice perderás tu trabajo", "si no encuentras pareja luego te vas a quedar solo... se te va a pasar el tren", "si estudias eso que te gusta te vas a morir de hambre, mejor estudia algo rentable", "búscate un trabajo normal, con eso no vas a llegar a ninguna parte", “¿artista?, por cada famoso hay mil fracasados pateando piedras"  y no me digan que nadie escuchó esas frases alguna vez, y ahí nos quedamos. Vamos a trabajar sin ganas, odiamos el domingo porque es el término del fin de semana, el único momento en que hacemos lo que queremos, lo que nos gusta. Está claro que estamos convencidos que la vida adulta consiste en trabajar y postergar el placer y la diversión, y la verdad es que yo ya no quiero creer eso, he comenzado un camino irreversible en la comprensión de la vida y finalmente ahora que me corresponde decidir cómo voy a preparar a mis cachorros para la vida adulta lo haré tratando de liberarme en lo que más pueda de mi yo animal, enseñándole a mis hijos que si bien nuestras conductas están condicionadas como ocurre con todos los animales, la única decisión que queda al libre albedrío es la de disfrutar la vida, y ya que entiendo que tengo miedo de hacer muchas cosas simplemente porque la crianza recibida, la cultura, el colegio, las religiones (aunque no practique ninguna), me han condicionado para que así sea, no seré yo quien condicione a mis hijos a temer porque simplemente no conocen lo que está detrás del muro que construyó ese temor.

jueves, 10 de julio de 2014

Los hijos 1


En la medida en que entiendo mejor las similitudes que tenemos con el resto de los animales voy entendiendo mejor nuestras diferencias. Es preciso recordar que mi experiencia y mi forma de ver la vida parten de la premisa de que somos animales, al igual que los insectos, roedores, etc. y que somos vida al igual que una bacteria. Creemos a ciegas en el libre albedrio sin comprender que ese espacio para las decisiones libres es cada vez más reducido

A lo largo de la historia se nos ha grabado en nuestra mente la idea que nadie nos enseña a ser padres, y básicamente nadie nos lo enseña porque no somos capaces de entender para que estamos acá, por lo que de mala manera podemos conocer el objetivo final de la tarea de ser padres. Aparentemente la naturaleza nos enseña que estamos aquí para perpetuar la especie, el budismo nos enseñará que la idea de perpetuar la especie se basa en el apego a nuestra actual forma de vida, a nuestra conciencia de ser, y podría considerarse la forma más primitiva de vencer el miedo a desaparecer, a dejar de existir después de la muerte. Para los seres humanos tener hijos nos parece una decisión importante, tal vez una de las más importantes de la vida ya que confronta el miedo a perder la individualidad con el miedo a dejar de existir. Finalmente una inmensa mayoría de nosotros "opta" por la paternidad, y al decir verdad, ninguno de nosotros cree que lo hizo por perpetuar la especia sino que lo hicimos por amor, porque pensamos que un hijo es lo más bello que nos puede suceder como padres y vivimos la perdida de la individualidad o independencia aceptándola como acto de entrega, de amor, que nos da felicidad con tal grado de apego que consideramos que perder un hijo es la peor de las pérdidas que puede vivir un ser humano.

Tal vez el tema del por qué hemos decidido ser padres sea un tema extensamente tratado en muchas publicaciones, tal vez cada religión tendrá una visión distinta del tema, pero lo que es un hecho indiscutible es que absolutamente todos los animales tienen hijos. ¿Se preguntará un gato por qué tiene hijos?, ¿Se lo preguntará el insecto? Yo creo que un animal que es incapaz de reconocerse frente a un espejo es incapaz de hacerse estas preguntas. Simplemente tiene crías sin saber por qué y para qué, pareciera ser que en su ADN está grabado el objetivo de perpetuar la especie, sea éste el fin último de nuestra existencia o no, yo creo que no. 

Sabiendo que todos los animales hacemos lo mismo (tener crías), una vez que hemos decidido tenerlos (de forma planificada o no), una parte importante de lo que pareciera ser lo correcto en la crianza de los hijos lo he entendido a través de la observación del comportamiento animal, comportamiento que conozco por NatGeo al decir verdad, y finalmente el marco en el cual debemos desenvolvernos como padres es el mismo en el que nos desenvolvemos todos los animales, preparar a nuestras crías para la vida adulta. Podremos diferir en lo que cada uno considera necesario de enseñar a un hijo para que llegue a ser adulto, pero ya que creemos que hemos "decidido" ser padres y podemos entender que lo hacemos porque es casi una instrucción impresa en nuestro ADN, como consecuencia de estas dos ideas debiéramos dar el paso siguiente que es prepararlos para la vida adulta y que tengan sus propias crías repitiendo un ciclo que aparentemente no tiene fin.

Preparar a los hijos para la vida adulta no significa tratarlos como adultos en absoluto.  Tal vez sea un tema que desde la perspectiva del psicoanálisis sea más fácil de explicar y comprender, pero mi conocimiento teórico del psicoanálisis no va más allá de lo que pueda leer en Wikipedia, pero desde la forma en que comprendo la vida (o una fracción infinitesimalmente pequeña) criar un hijo significa comprender que hemos decidido hacernos cargo de un ser humano en blanco, que aprenderá a vivir de acuerdo a lo que los padres le enseñemos, significa comprender que es durante la infancia cuando aprenderá a manejar los problemas que hoy nosotros tenemos y a evitar el sufrimiento, que me imagino que es lo que muchos padres queremos para nuestros hijos, sin embargo estamos tan sumidos en nuestras creencias y en nuestra cultura, o en lo que llamamos "el sistema", que finalmente de una forma conformista creemos que simplemente la vida es así, que somos así porque si, sin tomar el peso de que lo que hoy hago es producto de mi crianza y, peor aún, es anterior a la evolución de la consciencia, es algo que la especie humana viene arrastrando hace miles de años, igual que el resto de los animales y nos limitamos a pensar que lo mejor para nuestros hijos es que tengan más para vivir mejor. Deseamos con todo nuestro corazón que su vida sea mejor que la nuestra, que tengan lo que nosotros no tuvimos, y sin saberlo generación tras generación transmitimos ese setimiento de insatisfacción.

Continuará...







miércoles, 9 de julio de 2014

El trabajo


Si nos preguntamos que distingue al ser humano del resto de los animales probablemente encontremos millones de resultados en google que a su vez son millones de respuestas diferentes. Unos dicen que es que somos inteligentes, argumento que podemos desechar rápidamente al observar a algunos seres humanos, y para no enfocarnos en lo negativo diré que también podemos mencionar la inteligencia de algunos ejemplares y de especies completas para descartar esta diferencia. El Cristianismo nos dirá que los humanos  nos diferenciamos de los animales (porque no nos considera como uno más) en que Dios nos creó a su imagen y semejanza, por lo tanto nos parecemos más a él que a un mono, dotando al hombre de varias características que los animales no poseen como la capacidad de pensar o razonar. Hasta ahora esa es una diferencia que como todas las cosas que pretenden decir mucho en realidad no dicen nada. Pero le guste o no a Dios la verdad de la milanesa es que somos animales, así como también lo son los insectos.



Un amigo, que además es mi jefe, un día me recomendó leer Gung Ho escrito por Ken Blanchard. Una lectura recomendada para fomentar algunos valores en el trabajo a través del comportamiento de determinados animales, pero lo que parece ser una arenga o una motivación para el trabajo a mí me parece más un ejemplo de que algunos animales resuelven las necesidades básicas mejor que nosotros, y supuestamente sin pensar. Recuerdo el capítulo sobre la ardilla que, con una frecuencia casi cronometrada, recogía semillas y las llevaba a su madriguera, y cada X minutos volvía a  hacer lo mismo. El narrador explica que la ardilla lo hace porque sabe que su trabajo tiene un altísimo valor ya que de esa constancia depende su propia supervivencia. Al decir verdad yo creo que la ardilla simplemente lo hace y ya, sin saber muy bien por qué, no creo que este pensando en el año próximo. Con esto quiero decir que si vamos a nuestro trabajo todos los días o con la frecuencia que se requiera no es porque seamos seres pensantes o tenemos un gran sentido de responsabilidad ni nada menos, simplemente estamos haciendo lo mismo que hace una ardilla, que hace una abeja o cualquier otro animal (insectos inclusive), de hecho otros animales son más responsables que muchos de nosotros, lo más notable de esto es que la abeja recolecta el polen sin saber que de esto depende la existencia de toda la vida en nuestro planeta.


No me gusta el ejemplo de la ardilla para referirme al tema del trabajo ya que el 75% de las ardillas jóvenes mueren en su primer invierno. Me gusta mucho más usar a las abejas, y no para hablar de lo trabajadoras y buenas obreras que son, más bien creo que humanos y ardillas tal vez necesitamos aprender el valor de la vida en comunidad y el concepto de bien común.

Las abejas parecen ser la antítesis de la libertad, pero supondremos como todo el mundo, que carecen de la capacidad de razonar sino que simplemente cumplen su función sin siquiera cuestionarla. Las abejas viven en sociedades organizadas jerárquicamente en la que cada miembro cumple un rol fundamental para la colmena, lo interesante de esto es que las tareas se asignan por edad, por lo que una abeja a lo largo de su vida desarrollará muchas funciones. Por ejemplo, las abejas más jóvenes, con días de vida, se dedican a la ingrata labor de limpiar las celdas de la colmena, mientras que las más adultas (40 días) se dedican a la noble labor de polinizar, recolectar néctar y agua para la colmena. Así que cuando veas a una abeja glamorosamente posada sobre una flor, recuerda que partió haciendo el aseo. Se comunican entre ellas y se avisan de nuevos hallazgos de flores o de agua. Cuando la colmena es demasiado grande la reina puede poner larvas de nuevas reinas y abandonar la colmena para formar otra. Una abeja reina puede poner 2.500 huevos al día, por lo que entendemos que no lleva una vida de privilegios.

En este modelo social de las abejas prima el concepto de bien común, algo tan difícil de entender para los seres humanos. Volviendo a las ardillas muchas veces, como empleado, he sentido que recojo las nueces para otros, para después comprarlas. En cambio las abejas trabajan para todos los miembros de la colmena, y viven como cualquier otro miembro de la colmena, todas las hembras obreras han limpiado celdas, alimentado larvas, producido cera y recogido polen. Si somos tan inteligentes ¿Por qué no replicamos el modelo social de las abejas?, creo que es porque alguien se dio cuenta que no sabemos por qué hacemos las cosas, simplemente trabajamos porque está en nuestro ADN, igual que los animales sin saber por qué, y aprovechandose de ese instinto tan básico nos mandó a recoger nueces para otros. 

En este sentido creo que lo que nos distingue de los animales es poder elegir que hacer dentro de la sociedad, disfrutar de tu labor diaria y aceptar con orgullo que lo que haces es para ti y para todos, dejar de recoger nueces para una ardilla gorda y avara que acumula más de lo que puede comer y por último no seas esa ardilla. Lo que es yo..... al menos elaboré mi plan para ser un poco más humano y menos animal.... tal vez a futuro les cuente de eso.